Construyendo la paz: voces desde los territorios

Construyendo la paz: voces desde los territorios

Fecha: mayo 3, 2023 | Categoría: Colombia, Construcción de paz, Corporación Claretiana Norman Pérez Bello

Desde el anuncio del proyecto de ley de “Paz Total” el pasado 4 de noviembre, la sociedad civil colombiana ha expresado expectativas, preguntas, preocupaciones y, por sobre todo, voluntades de apoyar un proceso que dé respuestas duraderas a importantes demandas históricamente postergadas. En este artículo hablamos con personas referentes de la Orinoquía y el Chocó y te contamos cuáles son las necesidades, expectativas y propuestas para la construcción de paz desde estos dos territorios muy distantes y de realidades muy diversas.

El acceso a la información para la participación plena

Una de las principales demandas desde ambos territorios es ampliar el conocimiento sobre el plan de Paz Total. Anarley Hoyos – trabajadora social a cargo del equipo de regiones de la Corporación Claretiana Norman Pérez Bello – afirma que las comunidades indígenas y campesinas necesitan tener más información para tener mayor agencia e involucrarse en el proceso. La falta de información respecto al proceso de construcción de paz impacta en la participación de las mujeres. “Hay desinformación y toca informarle a las mujeres, para que puedan tomar la decisión de participar a consciencia y de contar lo que está pasando en sus territorios. Necesitamos que las mujeres estén informadas de cómo va a ser eso [la implementación de la Paz Total], y a ellas en qué les va a favorecer. Necesitamos libertad para que se respete la dignidad de las mujeres, para que puedan trabajar en lo social, en lo político y en lo económico”, reflexiona Nimia Teresa Vargas Cuesta – Fundadora y Directora Ejecutiva de la Red Departamental de Mujeres Chocoanas.

La necesidad de mayor presencia de las instituciones civiles del Estado

Las comunidades que acompaña la CCNPB, resguardos y asentamientos indígenas, perciben que la Orinoquía es una región que no ha sido tenido en cuenta en la construcción del plan de Paz Total, según nos cuenta Anarley. Ella afirma además que esta es una región “donde sí pasan cosas, pero no son tan visibles” como las que ocurren en otras zonas del país. Esta despriorización se evidencia en la escasa presencia de institucionalidad civil, en territorios tan extensos y con problemas de accesibilidad como departamento del Vichada.

Nimia Teresa destaca la necesidad de atención para prevenir violencias. “El Chocó tiene 30 municipios, y sólo 5 tienen la institucionalidad local para atender las violencias basadas en género y las violencias sexuales. En los municipios que no la tienen, es donde más se ven esas violencias, y en donde más hay actores armados ilegales, y legales también que cometen sus fechorías”. Además, es necesario que se destine presupuesto para políticas públicas que apoyen el desarrollo económico de las comunidades, que impulse el empoderamiento económico y la generación de empleo “para que puedan volver a sembrar en el campo, para que puedan volver a su pancoger, para que puedan restaurar el territorio, lo que se necesita es una atención integral”, sostiene Nimia Teresa.

Aliviar la crisis: qué propuestas surgen desde los territorios

Uno de los elementos fundamentales a tener en cuenta en el ejercicio de construcción de paz es el respeto por los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Partiendo de esta base, a sabiendas de que la situación de riesgo y crisis en las comunidades chocoanas tiende a agudizarse, Jeyson Palacios Robledo nos cuenta que es necesario implementar alivios humanitarios en los territorios mientras se desarrollan los ciclos de diálogos para evitar nuevos desplazamientos forzados, confinamientos de comunidades enteras, para garantizar la seguridad alimentaria y el acceso a la salud.


«Los mínimos alivios incluyen garantías para el ejercicio del gobierno propio, el acceso a sus formas de producción, a sus dinámicas económicas de los territorios, el cese la práctica del desplazamiento, del reclutamiento, el asesinato y la amenaza a los líderes sociales. El Estado tiene una responsabilidad de garantizar y velar por los derechos de la población y de prestar una atención integral a las comunidades desde una visión de desarrollo y teniendo en cuenta las cosmovisiones propias.»


Jeyson es un líder joven del Chocó, miembro del equipo técnico del Foro Interétnico Solidaridad Chocó (FISCH), y ha comprendido que los actores armados ilegales se aprovechan de la frágil situación económica, profundizando la ruptura del tejido social. En adición, Nimia Teresa enfatiza que la crisis humanitaria en el Chocó es ocasionada “por un sistema obsoleto, que no atiende realmente a las personas, que no les garantiza su sentido de vida, su dignidad y sus derechos”.

El Chocó tiene una larga experiencia de procesos organizativos comunitarios que, frente a esta crisis humanitaria que lleva ya más de dos décadas, viene desarrollando diferentes iniciativas para la construcción de la paz. El Acuerdo Humanitario ¡Ya!, presentado en 2017, constituye un “instrumento válido y concertado por las organizaciones étnicas para que se garanticen y logren alivios humanitarios”, afirma Jeyson. Las organizaciones chocoanas siguen demandando al Gobierno nacional y a los actores armados el reconocimiento de dicho Acuerdo, como una medida para aliviar el sufrimiento que causa el conflicto.

A su vez, Anarley nos cuenta que los y las líderes de las comunidades en la Orinoquía necesitan contar con garantías de seguridad para poder movilizarse dentro del territorio y ejercer sus liderazgos. Y nos explica que para la construcción de la paz sostenible es fundamental que tanto los territorios ancestrales constituidos en resguardos, como sus autoridades y guardias indígenas, sean reconocidos y respetados por los actores armados legales e ilegales.


«El Chocó tiene 30 municipios, y sólo 5 tienen la institucionalidad local para atender las violencias basadas en género y las violencias sexuales. En los municipios que no la tienen, es donde más se ven esas violencias, y en donde más hay actores armados ilegales, y legales también que cometen sus fechorías»


Construir un diálogo que incluya a todas las personas

Desde ambas regiones reclaman la inclusión del enfoque étnico y diferencial en el trabajo que lleva adelante la Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Anarley reflexiona sobre la experiencia durante Diálogos Regionales Vinculantes. Estos diálogos carecían de un enfoque étnico y diferencial. Las y los representantes de las comunidades “no se sentían recogidas, o con la confianza necesaria para poder expresar sus ideas y sus propuestas”, debido a que el diálogo se desarrolló exclusivamente en español, implementando metodologías que no lograban incluir a personas “tanto indígenas como campesinas, que muchas veces no leen o no escriben”.

Nimia Teresa agrega que la reparación individual y comunitaria también debe ser acompañada por garantías de participación en espacios políticos y sociales y recalca la importancia de integrar a las mujeres en los espacios de construcción de paz, que sean informadas y puedan contribuir a la construcción de nuevas realidades en sus comunidades.

Escuchar las voces plurales desde los territorios es una clave para que la construcción de la paz sea en congruencia con las realidades específicas y con las necesidades particulares de las comunidades. El diálogo con Anarley, Jeyson y Nimia Teresa da cuenta de que hay necesidades y demandas similares pero también aquellas específicas de cada territorio, de cada pueblo, por sus historias y cómo ha impactado el conflicto. Resuenan las demandas de mayor participación, de escucha y reconocimiento de las iniciativas territoriales y las diversidades, que se expresan en voluntades profundas, para imaginar y construir una paz en la que caben todas las personas.