La protección de las defensoras, de lo diferencial a lo colectivo

La protección de las defensoras, de lo diferencial a lo colectivo

Fecha: noviembre 29, 2022 | Categoría: Colombia, México

En una sociedad que relega el papel de las mujeres a lo privado y reprocha sus liderazgos en lo público, ser defensora de derechos humanos es tanto una resistencia como un riesgo. Por su labor, las defensoras están expuestas a múltiples riesgos diferenciales con impactos sobre su bienestar físico y psicosocial, así como en sus liderazgos y entornos organizativos, familiares y comunitarios. Con el objetivo de silenciar sus voces, las amenazas a menudo incluyen violencia de género y son agravadas por la discriminación histórica y la falta de garantías de protección integral, colectiva y diferenciada.

Del 25 al 28 de octubre de 2022 se celebró en Bogotá el Encuentro Regional de Defensoras Construyendo estrategias de protección. Convocado por el Movimiento Sueco por la Reconciliación (SweFOR), el Fondo Noruego para los Derechos Humanos y Act Iglesia Sueca, y con la participación de defensoras de derechos humanos de Colombia, Guatemala y México, el evento tuvo como objetivo conversar sobre los patrones particulares de riesgos y amenazas a las que están expuestas por su labor de defensa de los derechos humanos, y sobre estrategias de protección con enfoque diferencial. ¡Te contamos algunas de las conclusiones!

 

1. Tanto las amenazas como su impacto son diferenciados

Las amenazas a defensoras de derechos humanos cuya base está en la violencia de género son presentes en la cotidianidad. Van desde la invisibilización de sus liderazgos en espacios de participación hasta la estigmatización por adoptar roles diferentes a los tradicionales de género. A menudo, el impacto de las amenazas aumenta por la normalización de este tipo de violencias, la discriminación histórica y los obstáculos para el acceso a la justicia. Consecuentemente, se tiende a minimizar el riesgo al que están sujetas las defensoras por amenazas dirigidas a afectar sus liderazgos y prestigio personal.En territorios con presencia de actores armados y megaproyectos productivos y extractivistas, ejercer la defensa de los derechos humanos tiene impactos graves en la seguridad. Unos impactos relacionados con el vínculo entre las mujeres y el territorio, y que aumentan en los casos de las defensoras indígenas y/o afrodescendientes.

 

2. Analizar la seguridad desde un enfoque diferencial

Étnico, colectivo y de género. Estas son tres claves para un abordaje de la seguridad que tenga en cuenta las necesidades de cada identidad. Desde Udefegua, señalan lo diferencial como una premisa para diseñar estrategias de protección que sean incluyentes, a partir del reconocimiento de la la identidad de los pueblos originarios y el género. El planteamiento va desde la aplicación del enfoque diferencial en la cultura organizativa y la creación de estrategias de protección propias, hasta los programas y/o políticas de protección a defensores y defensoras.

Otro elemento diferencial es el reconocimiento de las formas propias de protección de las organizaciones de la sociedad civil en contextos de falta de garantías de seguridad por parte del Estado. Experiencias como las guardias campesinas, indígenas o cimarronas son referentes importantes, pero las organizaciones como ACIN Tejido Mujer resaltan que toca seguir apostando por mayores intercambios de experiencias de protección y autoprotección, capacitaciones en materia de justicia y género, y roles de liderazgo y coordinación femeninos.

 

3. El cuidado personal y colectivo, resistir frente la violencia

Amenazas dirigidas a las defensoras como el asesinato o el desplazamiento instrumentalizan el daño personal y colectivo con una intencionalidad política: el generar impactos en los procesos organizativos y el tejido social, como serían el miedo, la desconfianza, el desarraigo, la desarticulación o el desprestigio. Frente a esto, es crucial reivindicar el autocuidado y el cuidado colectivo como herramientas de protección.

En Aluna Acompañamiento Psicosocial remarcan la importancia de “nombrar lo que se dañó y se rompió con la amenaza”. Es decir, identificar los daños personales y colectivos para después plantear estrategias de reorganización y de respuesta. Entre los distintos ámbitos de afectación identifican el psicoemocional -tanto lo corporal como espiritual-, el proyecto político, las dinámicas internas -liderazgos, roles, toma de decisiones y relación con la familia-, y la seguridad y protección.

 

4. Una mirada a futuro: el rol de la comunidad internacional

Son necesarios apoyos y medidas de protección diferenciales que tengan en cuenta las distintas identidades y maneras en que las defensoras están sujetas a violaciones de los derechos humanos, y los impactos que provocan. Ejemplo de ello son algunas de las peticiones que las organizaciones participantes del Encuentro Regional de Defensoras se realizan a la comunidad internacional:

  • Reconocimiento público de las defensoras, su labor y los riesgos que enfrentan.

  • Apoyo a redes de mujeres y de protección para la realización de acciones preventivas y no solo de respuesta a emergencias. Complementado por una información más accesible sobre los programas y fondos de apoyo y protección existentes.

  • Participación de defensoras de los derechos humanos en los procesos de paz y las políticas de seguridad de los estados.

  • Presencia internacional en los territorios y acompañamiento en espacios locales, regionales y nacionales de interlocución.

  • Apoyo financiero, político y técnico para programas ya existentes de refugio y acogida temporal en Latinoamérica. En estos, el estudio debe ser caso a caso e incluir las familias de las defensoras de derechos humanos.

  • Reconocimiento de formas propias de protección como las guardias indígenas, campesinas y cimarronas.

  • Fomentar encuentros y espacios de intercambio de experiencias entre defensoras.

Más de veinte años después de la Resolución 1325 sobre mujeres, paz y seguridad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que reconoce lo indispensable del trabajo de las defensoras para la consolidación de paz en los territorios, su labor sigue siendo un trabajo de alto riesgo.