En esta entrevista hablamos con Merly Tatiana Cariban Jaramillo, una mujer indígena, lideresa joven, defensora de derechos humanos, artesana y guardia indígena. Tatiana es del resguardo de La Llanura, ubicado en el municipio de La Primavera, en el departamento del Vichada, y hace parte del Tejido Únuma de la Orinoquía. Durante los últimos meses, ha hecho una pasantía con la Corporación Claretiana Normán Pérez Bello (CCNPB) en la ciudad de Bogotá, como parte de una propuesta de fortalecimiento de capacidades y de profundización del trabajo territorial.
El únuma viene de mis ancestros. Se refiere a lo colectivo: es ir tejiendo esperanza para ser reconocidos, para que se cumpla nuestra ley.
El Tejido Únuma es un proceso político, organizativo que se está creando en Vichada, Casanare y el Meta. Somos de diferentes etnias, de diferentes resguardos. Un Tejido Únuma es un trabajo en comunión, es algo que nos reúne y donde aportamos a las problemáticas que se viven en cada departamento y en cada resguardo. El Tejido Únuma es eso: vamos tejiendo a cada paso que vamos dando. Es también nuestra asamblea donde tenemos participación y compartimos ideas, demostramos nuestras culturas, nuestras problemáticas y visualizamos lo que pasó en ciertos procesos para responder las preguntas: ¿qué hacemos? ¿a dónde vamos?
Estamos buscando que sea una organización con estatutos para poder avanzar desde allí en lo político y lo organizativo de nuestros procesos y atender las problemáticas en nuestras vivencias. Estamos buscando reconocimiento para que sea una organización como las otras.
La primera vez que participé en un Tejido Únuma pude ver que estamos teniendo las mismas problemáticas en todos lados. En mi comunidad tenemos miedo de que vengan los colonos. Escucho a nuestras mayoras y mayores decir que «no nos dan nuestras tierras, vivimos acá y la defendemos. Pero ¿qué pasa con el Estado?» Y por eso nos reunimos: para decir y exigir, y para compartir las diferentes problemáticas.
Es importante que sean más visibilizadas las problemáticas que se viven, para que sean escuchados aquellos procesos y cuando hay falencias e incumplimientos por parte de las instituciones. Muchos hablan de las problemáticas a nivel nacional. Pero con ciertas indígenas hay ciertos problemas que ni se mencionan. Muchos resguardos en Casanare, Vichada y la Orinoquía no son visibilizados. Entonces será importante visibilizarlos para que conozcan las problemáticas más profundas que vivimos.
En todos lados vivimos la misma situación.
Nuestra idea, como jóvenes, es seguir buscando estrategias de fortalecimiento a nuestras comunidades indígenas, incentivar a otros jóvenes, seguir participando de los Tejidos Únuma y buscar oportunidades para nuestros jóvenes: oportunidades de estudiar, para hacerse profesionales. Esa es mi mayor motivación por la cual estoy haciendo esto. Hemos ido fortaleciendo la guardia indígena e incentivando a los jóvenes porque hay muchos que han perdido ese proyecto personal de vida y su autonomía por miedo, sobre todo al racismo estructural que se vive hoy en día. Entonces, son muchos retos los que enfrenta una indígena joven lideresa y defensora.
Los retos de ser una lideresa joven son muchos. Estoy haciendo unas prácticas con la CCNPB, estoy aprendiendo cosas nuevas y nuevos retos, que para una mujer indígena es difícil porque la lengua del español no es nuestra. Además, ser mujer en un pueblo indígena es difícil: una no puede salir, no puede hacer nada. Pero ahora hemos perdido ese miedo y decimos “yo puedo ir, yo puedo participar”.
Pero ese liderazgo es para tener autonomía, para ser reconocida y respetada. El respeto es un reto muy grande porque hay que demostrar que uno se merece el respeto ante los mayores. Es difícil obtener ese respeto, hay que tener responsabilidad, ganas y berraquera, demostrar que puede participar. No es tan fácil salir y expresarse en frente del público, siempre van a estar los ojos puestos, pero es un reto que hay que superar.
Me he sentido muy bien y doy gracias a la CCNPB y todo el equipo, porque me han integrado. He aprovechado al máximo cada espacio de aprendizaje para llevarme algo, y el proceso ha sido muy bonito, de gran provecho en lo personal y en lo colectivo. Ahora me vuelvo al territorio para aplicar lo aprendido, fortaleciéndonos, sobre la base del conocimiento que me llevo de aquí.
Necesitamos una protección con un enfoque diferencial, con reconocimiento a nuestra propia guardia indígena. Y sobre todo resaltar que nosotros, los jóvenes indígenas, necesitamos más oportunidades para seguir avanzando con nuestro estudio profesional. Necesitamos ciertos tipos de estudios y profesionales como contadores y trabajadores sociales para el fortalecimiento de la autonomía. Porque, como digo, un trabajador social de la cultura occidental puede estudiar y adquirir un enfoque diferencial, echar libros, y es chévere que tengan esa experiencia. Pero es mejor con la ayuda de un trabajador social indígena, se puede tener un mejor impacto. Entonces quisiéramos más oportunidades en términos de educación, lograr el reconocimiento de nuestra guardia indígena al nivel nacional y que nos hagan participar en los escenarios de diálogo político. En estos temas la Corporación Claretiana Normán Pérez Bello nos ha ayudado mucho.